miércoles, 21 de abril de 2010

Indulgencia.


Un ermitaño escucha el llanto de un recien nacido en el bosque, y por entre los arboles ve al infante en el suelo. Con prisa prepara una fogata para mantenerlo caliente, y se aleja para verlo dormir desde las sombras. Teme que sus manos, toscas e insensibles, puedan lastimar a tan fragil criatura. De dia se esconde y lo observa jugar, de noche mientras duerme le construye un refugio a su alrededor. Las noches en vela para para protegerlo se manifiestan en recurrentes ojeras que no parecen abandonar los ojos del hombre. Intimida, lastima e incluso mata a quienes intenten dañar al infante, y asi se corrompe. El remordimiento y la culpa pasan a dominar las facciones de un hombre antes en paz consigo mismo. El pequeño crece risueño y feliz pues tiene todo lo que necesita, y le atribuye su fortuna a algun entidad compasiva que cuida por el. El ermitaño envejece palido y cansado por vivir en las sombras y trabajar de noche, y su espalda se dobla por la carga de quien comete atrocidades. El niño se despierta cada dia entre flores recien plantadas y animales inofensivos del bosque que le hacen compañia. El viejo se va a dormir cubierto de tierra y rodeado de los cadaveres de las bestias que amenazaban con entrar al claro.

Un dia el joven se siente listo para conocer a aquel que se esconde entre las sombras y darle las gracias por todo lo que le a dado. A gritos le pide que salga de su escondite, relatando el amor incondicional que le tiene, e incluso llega a llamarlo "padre". Rebosante de orgullo y felicidad, el anciano sale de entre los arboles con lagrimas en los ojos. Sus brazos abiertos para abrazar al muchacho no intentan ocultar las innumerables cicatrices, todas llevan su nombre. Su ropa hecha jirones no alcanza a cubrir su delgada y golpeada figura. Su boca se tuerce en una mueca deforme, al haber olvidado como sonreir. Pero el joven que jamas a visto algo tan atroz siente el terror que siente un niño al imaginar un monstruo, y huye llamando a gritos a su padre. El anciano es incapaz de darle alcance y cae al suelo aun con lagrimas de felicidad en el rostro, creyendose condenado pero no arrepentido y muere ahi mismo por el peso de los años.
Pero entonces quien habra sido inocente.

3 comentarios:

  1. Hola Francisco!

    Me encanta tu forma de escribir!
    Excelente tu cuento y tu blog!

    Aunque no me sigas, pasa por mi blog...
    Hay un regalo que quiero compartir contigo... de esa forma quiero que participes de mi alegría... si lo deseas lo llevas... sería lindo...!!

    Un beso.

    Alma Inquieta.

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  2. Hola!, es muy hermoso y muy triste creo que los niños son inocentes, y que nadie tieene la culpa los dos han hecho cosas por amor al fin y al cabo eso es lo que cuenta.

    Muchos saludos Francisco, gracis por pasar por mi blogger y seran bienenidos tus comentarios siempre!

    Estare por aqui! Byebye!

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  3. Hola, gracias por pasarte por el blog, perdona el retraso en contestar pero el ordenado me ha dejado colgada con el dichoso pantalla azul, y no he podido hasta que me prestasen otro.
    Ya me iré pasando para leer tus trabajos.

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Hablame, quiero saber que pasa por tu cabeza.