domingo, 4 de abril de 2010

Quien ama a sofia


[Pasen de largo]

Un colibri visita una flor, y eso es suficiente. Los arboles con sus incontables hojas y el viento que las mueve, las nubes cambiando de forma bajo los caprichos de alguna entidad soñadora, las hormigas en filas irregulares cumpliendo con los deseos de una voluntad superior incapaces de ver mas alla del invierno al cual tienen que sobrevivir, las huellas del rocion sobre el piso aun humedo, las briznas de pasto rebeldes que no se inclinan como las demas; todo desaparece.

De las incontables maravillas que suceden a tu alrededor eliges solo una y todo lo demas pierde su significado y relevancia, si es que alguna vez lo tuvieron. Los detalles intentan pasar inadvertidos, pero nada se te escapa estando tan concentrado, y pronto olvidas las funcion de los parpados. Te vuelves conciente de cada batido de alas, y lentamente los segundos van tomando el compas de ese subir y bajar de plumas. Estas convencido de que si asi lo desearas podrias ver a traves de los ojos del ave, pero te abstienes pues entonces no podrias contemplar aquella escena.

Entonces el colibri cae rendido ante el aroma que esa flor exhibe a modo de invitacion centrando su atencion en ella, probablemente ignorando que estas mas conciente de su existencia que de la tuya misma. O quizas el sabe, que en ese momento el unico proposito de tus cinco sentidos es seguir cada uno de sus movimientos, y que el ahora controla tu respiracion con la misma maestria con la que agita sus alas.

Tus ojos se relajan al punto que olvidas que posees vista y te convences que puedes percibirlo sin la necesidad de los sentidos. Te preguntas porque el colibri permite que lo veas, porque su plumaje es de un verde irreal y porque vuelo es tan hipnotizante. La nocion del tiempo te ha abandonado por completo ya y solo logras determinar que este continua fluyendo por el batir de las alas del animal. Por dos batidos intentas buscar una razon por la cual el colibri este en frente tuyo, descartando las obviedades como la necesidad de alimentarse o la asaroza casualidad de un encuentro sin ninguna relevancia cosmica. Te tomas medio batido mas en decidir que el colibri te aguarda, y cada instante que pasa ahi es una oportunidad para que tomes la verdad, que pareciera tan tangible como sus plumas. No estas seguro de que verdad o como tomarla, pero te convences que alli yace algo importante.

Un cuarto de batido transcurre y comprendes que esta se encuentra impresa sobre todo su cuerpo, pidiendo a gritos que alguien la lea y entiendes que si miraras a tu alrededor la encontrarias en todo lo que te rodea, escrita en el mismo lenguaje. Pero entonces tendrias que empezar de nuevo y temes no ser capaz de lograrlo. Transcurre otro batido de alas que se arrastra como una eternidad, mientras las letras se deslizan por su cuerpo huyendo de tu analizis, susurrandote que no se las puede deletrear, que no figuran en ningun diccionario. Tardan medio batido en convencerte de esto, y dejas de intentar pronunciarlas. Entonces las letras se pronuncian ellas mismas, y la verdad te pega de lleno.

En tan solo un batido lo comprendes todo, y entiendes que no hay cabos sueltos, pues existe un solo cabo cubierto por sombras intermitentes. Ves a la humanidad uniendo extremos que jamas existieron, contemplas imperios caer, convertirse en cenizas y surgir con otro nombre tan solo para defender nudos inexistentes, observas hombres matar y morir creyendo que con sangre forjaran los eslabones faltantes. Todo por no atreverse a asomarse a las sombras que ocultan las partes perdidas.

Pero al salir de la penumbra la luz de lo cotidiano te ciega antes de que puedas ordenar tus pensamientos, y cuando tu alma deja de parpadear no encuentra al colibri por lo cual releva la percepcion a tus ojos, que ven al ave alejarse. Dividiendo tu atencion para captar el incesante movimiento a tu alrededor tu espiritu retoma su siesta permanente y el cerebro ocupa su lugar haciendo alarde de su capacidad para procesar informacion. La razon aparece pronta para demostrar su valia. Cuestiona avidamente esta supuesta verdad recientemente adquirida antes siquiera de que tu lo ordenes, y la verdad vuelve a ocultarse en las sombras que la luz de tu inteligencia proyecta. Con resignacion entiendes que todo es mas claro en una tenue oscuridad a la que se debe acostumbrar la vista.

Te paras y comienzas a caminar, pues sabes que pronto la alarma de tu reloj sonara y deberas regresar adentro, donde tu inteligencia se siente mas segura y brilla con mas intensidad, iluminando cosas irrelevantes y proyectando sombras mas grandes. Aun asi sabes que la verdad fue tuya por lo que dura el batir de alas de un colibri, y eso es suficiente.

4 comentarios:

  1. De nada me sirve la inteligencia si puedo conservar a ese pequeño colibrí. Al fin y al cabo en ese momento no importa nada más.

    Ni lo bueno, ni lo malo. Un besazo

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  2. No hay diccionario posible para el sentimiento. A veces ni siquiera una explicación plausible, sólo "es" y en ocasiones tan breve como un batir de alas... pero ¿qué importa esa fugacidad mientras volamos?
    Bonita sorpresa me han resultado tus letras en este principio de Abril.
    Gracias por tu amable comentario en mi blog.
    Nos vemos.

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  3. Hola, bonito lugar Francisco... Te felicito... y un abrazo... Te sigo, si? :D

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  4. "Aun asi sabes que la verdad fue tuya por lo que dura el batir de alas de un colibri, y eso es suficiente.", porque capturaste con tus ojos aquello que nadie más se detiene a ver, aquello que como dijo cristalook, simplemente es.
    Un beso enorme y buenísimas las entradas :)

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Hablame, quiero saber que pasa por tu cabeza.